jueves, 17 de mayo de 2012

Desmontando el castigo

Definición de CASTIGO
(Fuente: Wikipedia)
El castigo es una sanción o pena impuesta a una persona, animal o ser vivo (aunque el término se utiliza para las personas en general) que esta causando continuas molestias o padecimientos, causa por la que se ejecuta una acción, que puede ser tanto física como verbal, directa o indirecta, contra quien ha cometido una falta o delito.
El castigo se aplica según se incumplan las normas o conductas morales establecidas (desde un nivel de la sociedad en general, hasta el ámbito intrafamiliar, incluyendo el "auto-castigo").
Según el rango de severidad, existen castigos que pueden causar dolor físico o moral a una persona, e incluso llegar a la mortificación al corregir duramente, o todo lo contrario, sin llegar a tales extremos, propiciando el uso del habla y siendo un corregimiento amainado y aminorado.
El tipo o forma en que se da el castigo depende, en una definición amplia, del que aplique el castigo, el tipo de sanción y la gravedad de la falta.
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Según la teoría del condicionamiento intrumental u operante, castigo es toda aquella acción que pretende que un comportamiento desaparezca. Así mismo, se diferencian dos tipos de castigos, el denominado positivo ("añade algo aversivo hacia el perro") y el negativo ("hace desaparecer algo bueno para el perro"). En el primero hacemos algo (por lo general desagradable) para que se deje de producir el comportamiento, y en el segundo, se retira algo agradable con el mismo fin.
 
Son dos definiciones muy sencillas y exentas de rigor científico pero, como no pertenecemos a esa comunidad, preferimos hablar de ciertos conceptos en términos "llanos" para que todo el mundo los entienda.

Como bien sabréis, los educadores en positivo no usamos castigos, para ser más concretos, no usamos castigos positivos. Y la razón no es porque seamos los más hippies y "flower power" del mundo que dejamos que los perros hagan lo que les da la gana. Al contrario, nos gustan los perros educados que cumplen las normas, normas razonables eso sí, normas que hay en nuestros hogares y en nuestra sociedad, sólo que se lo explicamos de una forma un tanto distinta. No usamos tirones de correa, ni mucho menos artilugios mal llamados educacionales que puedan hacer daño, no usamos "noes", ni chistidos coercitivos, ni enseñamos por imposición o intimidación, y todo ello porque:

- En primer lugar, porque si somos la especie inteligente, tenemos que demostrarlo. El castigo (positivo) es el camino fácil: no me gusta un comportamiento, lo cohibo y así no se produce. No funciona así. El castigo oculta el verdadero problema que existe y parece ser gratuito o por lo menos en el momento, pero no es así. Realmente corta comportamientos naturales, curiosidades, libertad e iniciativas. Con el castigo se producen consecuencias como vamos a ir explicando. Si un comportamiento de tu perro es inadecuado, estrújate el cerebro, piensa por qué se produce y solucionalo sin producirle ningún daño físico ni psicológico y sobre todo sin romper el vínculo que debe existir entre el propietario y su perro.

- En segundo lugar, porque nos convierte en seres imprevisibles e impredecibles en los que dificilmente un perro va a confiar. Con un sencillo ejercicio de empatía lo podemos ver: ¿qué confianza os merece alguien que está cortando constantemente vuestros comportamientos e iniciativas? Además, con continuos castigos y correcciones lo único que conseguimos es inhibir la espontaneidad y la capacidad de exploración de nuestros perros: no se atreven a dar un paso sin nuestra aprobación, les convertimos en robots, no les permitimos ser lo que son, perros.

- Otra razón para no usar castigo (abreviaremos así para referirnos al castigo positivo=añadir un elemento aversivo) es que es imposible aplicarlo correctamente. Para que un castigo surta efecto, ha de ser de aplicación inmediata (o sea, tener unos reflejos de vértigo), debe aplicarse en la intensidad adecuada (los humanos somos malísimos para graduarnos) y además, debe aplicarse siempre que ocurre la conducta (algo totalmente imposible ya que no podemos ni debemos estar las 24 horas vigilando a nuestros perros). Un ejemplo de esta razón que todos entendemos claramente es la de los radares, ¿a que si supieras que SIEMPRE que excedes la velocidad te van a multar, nunca superarías los límites? Pero, como existe la posibilidad de que no nos pillen, no pasa nada si alguna vez la sobrepasamos.. pues exactamente lo mismo ocurre con los comportamientos que consideramos inadecuados en nuestros perros. Al final, lo único que conseguimos es confundir a nuestros perros y convertirnos en imprevisibles, como se comentó en el punto anterior.

- Consecuencia de la razón anterior es que en muchas ocasiones lo único que conseguimos es que el perro no realice los comportamientos que consideramos inadecuados en nuestra presencia. El típico ejemplo es el de el perro al que se le ha prohibido subir al sofá mediante castigos (aunque solo se usen chistidos), la mayoría de ellos lo hace cuando los dueños se van de casa.

- Además, mediante castigos, el tipo de aprendizaje que se produce se hace por evitación: el perro no hace algo por miedo o para evitar las consecuencias, lo que ya no es un aprendizaje coherente sino que es un aprendizaje de presión y de estar continuamente evitando tirones y castigos, y lo peor, es que lo que creemos que le estamos intentando enseñar a nuestro perro no es lo que realmente aprende. ¿te gustaria aprender así?.

- En muchas ocasiones en vez de extinguir el comportamiento lo único que se consigue es inhibirlo y hacer que aflore de otra forma. Se ve fácilmente en el tratamiento de la vocalización excesiva con collar anti-ladrido: si el perro tiene un problema de ansiedad, y uno de los síntomas es ese ladrido, si lo castigamos, seguramente aparecerá otro problema distinto (pero con la misma base) como pueden ser destructividad, autolesiones, etc... El comportamiento molesto no ha desaparecido, se ha transformado.

-  En otras ocasiones, el castigo tiene el efecto contrario al esperado, en vez de actuar como inhibidor de una conducta lo que hace es reforzarla. Volvemos al perro ladrador: estamos tranquilos en casa, viendo la tele y de repente el perro ladra.. "noooo", y se calla. Vuelve a ladrar, "nooo", y vuelve a callar. De nuevo lo hace, y esta vez, nos levantamos y le regañamos "¡He dicho que no ladres! ¡Nooooo!". Puede que se calle por fin y nos salgamos con la nuestra pero él ha conseguido que nos levantemos del sofá y dejemos de ver la tele un momento para precisamente hacerle caso (los hay muy astutos que a la vez ponen cara de buenos y además, como se callan, consiguen unos cuantos mimos como premio a obedecer..), acabamos de premiar que el perro nos reclame con ladridos, ¡felicidades!....

- El castigo genera estrés y el estrés deprime el sistema cognitivo (disminuye la capacidad de aprendizaje) y hace que el límbico esté a flor de piel (mayor reactividad, más miedo,...). El estrés no es más que una respuesta fisiológica (involuntaria e incontrolable) del cuerpo para responder a una exigencia, a un cambio, a algo que aparece en el entorno. Unos simples "chistidos" son cosas que aparecen en el entorno. Un chistido, un pico de estrés, otro chistido, otro pico de estrés... y el cuerpo no descansa, no tiene tiempo de eliminar las sustancias que se generan en esos picos de estrés agudo, por lo que puede convertirse en estrés crónico, con todos los problemas físicos y psicológicos que ello conlleva. Hablaremos más detenidamente sobre el estrés en otro articulo.

- Por supuesto, los castigos ocasionan lesiones a los perros. Los aparentemente inofensivos tironcitos de correa pueden provocar lesiones cervicales así como problemas de visión y tensión ocular. Ni que decir tiene que los efectos de un collar eléctrico, un collar de pinchos, o uno de ahogo, son mucho mayores. Y los "toquecitos", en según qué zonas, pueden hacer mucho daño también. Pero las lesiones psicológicas, las que no se ven a simple vista y que ya hemos comentado, perros con miedo a sus dueños, y que un día quizás acaben echando la boca, perros con miedo a salir de paseo y que comienzan a reaccionar a estímulos que hasta entonces no les creaban ningún problema, perros que dejan de tener iniciativas y una larga lista de problemas que podemos generar sin darnos cuenta hasta que un día salen a la luz en forma comportamientos que no son agradables y mucho menos van a mejorar la convivencia diaria, problemas que pueden llevar al perro al corredor de la muerte en una perrera.
 
- Y como última razón, aunque no la menos importante, es que nunca sabemos qué asociaciones se están creando en la mente de nuestro perro. Por un lado, podemos crear asociaciones negativas. Por ejemplo, el perro recibe un tirón del collar justo cuando está viendo un niño, el perro puede creer fácilmente que el niño ha sido el que le ha provocado el dolor.. acabamos de crear una asociación negativa con los niños. Por otro lado, podemos enseñar justo lo contrario de lo que queremos a nuestro perro: imaginad el típico perro un poco "basurilla", que coje todo lo que encuentra en el suelo. Si cada vez que coje algo le regañamos y se lo quitamos de la boca, podemos estar enseñándole a cogerlo más rápidamente, salir corriendo e incluso tragárselo con tal de que no se lo quitemos. Comenzamos a ser competidores y a generar una rivalidad entre el perro y nosotros, protegerá sus recursos y si estamos mal informados nos dirán que nuestro perro es dominante por lo que los castigos y el control irán aumentando en cantidad e intensidad, lo que no va a solucionar el problema sino todo lo contrario. Si muchas veces no sabemos ni lo que pensamos nosotros, imaginad tan sólo intentar suponer qué está pasando en el momento en el que estamos aplicando el castigo por la mente de nuestros perros.

No usar castigos positivos no es sólo cuestión de ética y respeto a los perros, es también, una cuestión práctica ya que no valen para nada, ni siquiera para lo que pretendemos conseguir con ellos, recuerda el castigo y la corrección  siempre traen consecuencias y no van a ser de mejoría en una resolución optima del problema. Por eso....


EDUCA SIN CASTIGOSEDUCA SIN CASTIGOSEDUCA SIN CASTIGOSEDUCA SIN CASTIGos
EDUCA SIN CASTIGOSEDUCA SIN CASTIGosEDUCA SIN CASTIGOSEDUCA SIN CASTIGOS
EDUCA SIN CASTIGOSEDUCA SIN CASTIGOS
EDUCA SIN CASTIGOS
ellos se lo merecen


Por CECP

viernes, 4 de mayo de 2012

El hombre por el hombre

Cuando el hombre pisa al hombre y se enorgullece de ello muestra su naturaleza más cruel, más antinatural, la más alejada de una vida apacible. Mediante esa violencia gratuita el hombre sacrifica el regalo más valioso que la naturaleza nos da, la vida. Sacrifica su vida y la del resto de los seres en pro de una vida basada en la hipocresía y el ego social. Crea estatus sociales creyendo que todo en este mundo se mueve por los mismos parámetros de jerarquía y caciquismo, dotándose de aires de superioridad que no son más que el reflejo de la falta del verdadero ser. Tanto tengo, tanto valgo, ¿vales lo que tienes?, ¿quién eres?

Una sociedad cambiante que persiste basándose en jerarquías aplastantes es un mundo en el que a nadie le gusta vivir. Nos venden que debemos tratar así a nuestros perros, como si fueran otro humano que nos quiere "pisar", cuando está más que demostrado que el único ser capaz de destruir todo allá por donde pasa, por puro egocentrismo, es el hombre. Se equivocan, realmente el único ser que usa en su día a día la jerarquía "agresiva" basada en un macho alfa - dominante, es el hombre.

Quizás sea capaz de dominar aquí y allí, pero está perdido en el mundo que une la vida con la naturaleza. La forma de vivir de los animales se puede asemejar en parte a la del ser humano, con diferencias como el egoísmo y los celos, atributos exclusivamente humanos. Por supuesto, no podemos olvidar instinto de caza o depredador, necesario en la naturaleza porque es parte de la supervivencia, que parece que en nuestra sociedad se transforma en zancadillas y empujones por el puesto junto al líder de la "manada".

La maldad que acompaña muchos de nuestros pensamientos se transforma en dar por sentado hechos que no tienen nada que ver con la realidad, como que nuestro perro se orine en la alfombra para fastidiar o por venganza, cuando no es así. ¿No será que en realidad siempre pensamos de forma catastrofista y todo lo que el perro hace muchas veces de forma instintiva no es más que un reflejo de incomprensión tanto en la comunicación como en la convivencia?.

El continuo golpeo al individuo hace que este responda de muy diversas formas y no todas estén bien vistas aunque quizás sí justificadas, ¿quién aguanta sin responder al invasor o al atacante si uno se siente en peligro?. Pues los perros en muchas ocasiones no hacen nada distinto a eso: defenderse del continuo ataque al que son sometidos en el día a día, ataque muchas veces redirigido por la maldad que acompaña nuestro pensamiento humano.

Cuando la frustración y el peso de la sociedad se dejan sentir y el arrebato del que se siente líder en el estatus jerarquico debe demostrarlo, bajo pautas de dominancia ficticia apoyada por la agresividad con dosis desmesuradas de violencia, es capaz de llevar a cabo actos que nos deberían dejar lejos de sentirnos orgullosos de ser lo que somos.

El estatus de superioridad alimenta el miedo de quien no tiene el poder y tiene que decidir entre escapar o luchar, lo que decida puede ser mejor o peor, pero cuando la sombra del líder jerárquico que tiene que prevalecer porque se ha de demostrar quien manda desaparece, la oportunidad llama a la puerta.

Las instrucciones de un mundo perfecto deben estar escondidas en el fondo de algun cajón o se perdieron, o quizás no existan, pero seguro que el que tenemos se puede mejorar. Sociedades, asociaciones, activistas, solidarios y mucha gente se mueve por el apoyo y protección de los animales para que no sigan sufriendo a seres sin escrúpulos que imparten la justicia del hombre por el hombre.
 
 

Por CECP